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Mostrando entradas de julio, 2022

Comandante Desertor de la Cuba de la Revolución

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De comandante de la revolución cubana a secuestrador de un vuelo de comercial en el aeropuerto de La Habana. Amadeo le contaba a Palmiche cómo y porqué cambió de chaqueta. Jugarse la vida en Sierra Maestra defendiendo unos ideales tiene muchos peligros, el principal es morir, como es natural. Estábamos rodeados por un enemigo invisible pero a muy poca distancia y muertos de hambre, de sed y con municiones escasas. Esto nos obligaba a entrenar la puntería con el machete; Pasaba un pájaro volando, un conejo, una rata, una hutia, una alimaña y no podías disparar porque el enemigo te tenía cercado y solo necesitaba una señal para acabar con tu vida. La solución era lanzar el machete con precisión y con suerte comías algo ese día. Todo el peligro y los sacrificios merecieron la pena porque ayudamos como revolucionarios al triunfo de la revolución que comandaba Fidel Castro. Triunfó la revolución con el esfuerzo de muchos revolucionarios anónimos y otros famosos. Pasó el tiempo y comenzamos

El ciego y su lazarillo alucinan a Palmiche

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Vamos a "meter" a Cuba... Porque una cosa es que te lo cuente Palmiche y otra cosa es escuchar en vivo y en directo en el vuelo de Iberia Madrid-Varadero al ciego "jineteador" y a su lazarillo.  El ciego jienense -hijo y residente en un pueble grandote de la provincia de Jaén- era un ciego sin ojos pero con lazarillo humano -vecino desde la infancia del ciego-, no perro lazarillo, como se estila actualmente. Escucharle a voz en grito durante todo el santo vuelo de Madrid a Varadero fue una experiencia digna de ser contada. Te iban contando su película porno xxx a voz en grito, poniéndose una medalla cada vez que le pagaban a la jinetera que acababa de hacer su trabajo. El ciego daba todo lujo de detalles -imaginaría que todo el mundo iba a la isla a lo mismo que él- sin atender a las indicaciones que le hacía el personal de vuelo y que su lazarillo de transmitía/repetía fielmente. Era ciego pero no era sordo, ni tonto, se lo hacía un poco para "fardar de gran j

Las tormentas en La Habana y en Cuba

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Cuando descargan las tormentas tropicales en La Habana no es agua lo que cae. Es como el diluvio universal pero multiplicado por el infinito. Las riadas que se preparan en las calles con cierta pendiente son tan tremendas que los chavales están ya preparados con sus improvisadas tablas de surf caseras para salir a surfear por las calles y hacer tremendas carreras hacia el mar. En mi vida he pasado tanto miedo como un día que estábamos llegando a La Habana por una de las autovías de acceso a la capital y comenzó a caer un diluvio universal. El agua llegaba hasta las puertas del carrito. Aún no había casas ni asomo de civilización. La autovía estaba desaparecida; imagina como si hubiese medio metro de nieve solo que era de agua. La única referencia que teníamos eran los cables del tendido eléctrico que iban paralelos a la autovía y cada vez que había una descarga eléctrica -que eran casi continuas- se encendían ardiendo durante unos segundos que se hacían eternos. Parecía que íbamos a mo

Reencuentro con Palmiche en las Bodeguitas

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Fue un día triste el reencuentro con Palmiche en la Bodeguita de Manolo en la Calle Sicilia de Puente de Vallecas-Madrid. Nos citó allí para informarnos de que su amor con Palmira había llegado a su fin. Esta no podía seguir los trámites de su pasaporte, para poder salir de Cuba, si no depositaba 30000 dólares para seguir hablando/negociando con las autoridades cubanas. Era el precio de Palmira, la de las 3 FFF, médica de profesión en Cuba.  Palmiche le pidió el dinero a sus padres y la respuesta fue negativa, no porque no les sobrase sino por la experiencia anterior con Pauli, su esposa de La Elipa; y eso que ellos no sabían de la misa la media.  A rey muerto rey puesto. Este fué el final del reinado de Palmiche en la Cuba de Fidel Castro. La soltería de Palmira duró lo que duró el viaje de vuelta de Palmiche a España, cuando dio a la reina de Alamar por perdida.  Palmira encontró el repuesto a Palmiche en un trovador griego que se ganaba la vida cantando en Toronto. El griego hizo el

Varios temas aún a medias...

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Los panes y los peces de Fidel Castro. Eso sí fué un milagro y no el de Jesús de Galilea. Fidel Castro dió de comer gratis a más de 10 millones de cubanos durante 30 años (+/-). El tiempo que duró la URSS y la guerra fría. Y seguirían comiendo "por la cara" si no fuera porque cayó la Unión de Repúblicas, Socialistas y Soviéticas. Tremendo mojón Fresas y Chocolate. Coincidencia en un Vuelo Madrid-La Habana con uno de los protagonistas  -tremendo mojón- de la película Fresas y Chocolate. Y tremenda borrachera -tal vez la altura o el exceso de tragos o ambas cosas a la vez- porque el hecho de que sea mojón no quita para que le guste chuparle el rabo a la jutía. La seguridad de Fidel Castro. Palacio de Convenciones de La Habana. Pedro y varios amigos más acudimos al Palacio de Convenciones de la Habana a disfrutar del orador Fidel Castro, el comandante, en riguroso directo durante varias horas para la tv cubana. Lo curioso del caso es que por una de las puertas laterales accedimo

Y se enamoró "como un caballo" de su princesa de Alamar, como el caballo Palmiche

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  ¡Oye mi hermano! Al final Palmiche sentó la cabeza con una muchacha de Alamar. Según él, lo tenía todo bueno. Todas las "F" tenía: era Fea, Flaca y Fofa y además era médica de Fidel. Pero como la belleza va por dentro y no se ve ni se puede mostrar pues era un bellezón para Palmiche, total andaba siempre borracho... Más cerebro que él sí que tenía y menos castigado porque era abstemia, rara avis en Cuba. Palmiche se enamoró ciegamente de Palmira -la médica de Alamar- y cualquiera le iba a decir algo a Palmiche enamorado. Al día siguiente de conocerse Palmiche ya vivía con Palmira y con su suegra y una hermana de Palmira y una hija de Palmira fruto de un descuido anterior. La casa de Palmira y familia era un tercer piso -sin ascensor por supuesto- de una vieja construcción de Alamar. El piso no tenía ni puerta ni ventanas. La mamá de Palmira había vendido puertas y ventanas en la bolsa negra para poder atender las necesidades básicas de la familia durante el periodo especial

Ron, música, mulatas (Santiago de Cuba)

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Palmiche descubre Santiago de Cuba. Harto ya de estar harto de tanto habanero y cubanos llegados a La Habana desde toda a isla -La Habana es Cuba y el resto son pueblos solía decir Fredy- Palmiche pensó que la historia está ahí por algo y que Santiago de Cuba merecería la pena. Si tanto se habla de Santiago de Cuba, de su ron, de sus mulatas, de su son cubano y otras tantas lindezas será por algo... Corrían los tiempos en que internet estaba comenzando a solucionar la vida a todo el mundo y Cuba no iba a ser menos que el resto del mundo. Mientras Palmiche casaba a Mabelunga en Madrid coincidió vía internet con Sisa. Sisa era una bonita muchacha de Camagüey loca por salir de la Isla y comenzar el descubrimiento de España. Sisa a través de sus amigos en internet -proxenetas de la profesión más antigua del mundo- contactó con Palmiche y eso fue un nuevo amor de Palmiche. Este aprovechó para celebrar el encuentro en Santiago de Cuba.  Siempre le habían hablado a Palmiche de la buena música

Palmiche en Alamar

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 Fredy se encontró a Paliche volviendo de Alamar para La Habana haciendo botella en ese calor que desprende el sol de Cuba cuando acaba de descargar una tormenta. Alamar es el corazón del Barrio ruso de La Habana según el poeta cubano Juan Carlos Flores. De allí venía Palmiche, amigo hasta de las tascas y tabernas más viejas de allá por donde pasaba. También procuraba profundizar pobre pero sabiamente -sin proponérselo- hasta en lo más profundo de la sabiduría popular, así como de los dichos y chascarrillos de allá por donde pasaba. Tanto se había enamorado Palmiche de su Princesa de Alamar, que se fue a vivir con ella, son su madre, su hija y su hermana, a mantenerlas a todas y vivir su vida en aquel apartamento sin ventanas y puerta para experimentar en persona lo que es vivir en la Cuba del Periodo Especial. Mientras su princesa trabajaba él se dedicaba a conocer el lugar y sus alrededores y sus gentes. Con una novia cubana anterior ya había estado en sitios peores. No le afecta

Vamos a guarachar

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Fredy el amigo de Palmiche, el mismo que bautizó a Palmiche en el viaje de Varadero a La Habana, tenía un listín telefónico de bolsillo lleno de contactos de muchachas para guarachar. Fredy era uno de esos tipos cubanos que abusando de su cargo importante en la empresa más grande de Cuba -como quien no quiere la cosa- tenía su listín telefónico repleto de contactos de buenas mozas cubanas. Con él podías abrir la "libretica", así llamaba él a su listín telefínico manual de bolsillo. por la página que se te ocurriera, al azar, y tener plan seguro y nunca ibas a quedar mal, aunque necesitases sabia nueva a diario durante varios años. Y no es una exageración. Fredy seleccionaba sus contactos a diario en fiestas de la empresa, en exposiciones, en favores, dando botella con su "carrito" de empresa. Él siempre disponía de carrito nuevo de empresa y gasolina sin límite. Se las ingeniaba para "dar botella" a las buenas mozas que merecían el favor. Descarado como él

Las cenizas de Palmiche

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 La reseña que apareció en la prensa de Madrid el 23 de Marzo de 2005 tampoco hizo honor a la verdad. Palmiche estaba muy enfermo desde hacía mucho tiempo y desafortunadamente  no se ocupaba mucho de su salud. El fin de sus días estaba cantado. Una tremenda explosión seguida de un voraz y feroz  incendio de un ser humano tumbado en el salón de la casa de Palmiche sorprendió al mismísimo cuerpo de bomberos que tuvo que abandonar la casa despavoridos para pedir ayuda. Los bomberos habían sido avisados por los vecinos de la calle Los Mesejo de Madrid-Pacífico según informaba el Diario El Mundo. El hecho por el que Policía y Bomberos habían sido avisados era porque a través de la puerta del piso de Palmiche salía un fuerte olor malo e indeterminado y nadie atendía a las llamadas al timbre de la puerta. Personados los bomberos acompañados de la policía local, hechas las comprobaciones reglamentarias procedieron a descerrajar la puerta al no tener otra alternativa. Miembros del cuerpo de la

Boda por apuesta

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 Palmiche era muy amigo de sus amigos, todos colegas de barra de bar; le daba lo mismo que fuesen barras de bar de alto standing o de barra de bar de barrio bajo, mientras corriese el vino y los cubatas todo marchaba sobre ruedas. Una de esas tarde-noches de borrachera un amigo se apostó unos cubatas con Palmiche a que no le conseguía una esposa en Cuba. Chocaron la mano cerrando el trato de los cubatas y Palmiche se puso manos a la obra. Se lo tomó como un trabajo más que como un favor o un reto personal. No tardó mucho en montar la boda.  La novia era una pinareña, amiga de una de sus amigas y loca por viajar a España para casarse; una vez casada el resto vendría de corrido. Por cierto, la novia como es de imaginar había sido previamente testada por Palmiche cosa que el amigo podía suponer pero que Palmiche como buen caballero no iba a reconocer. Imagínate que por una de esas casualidades Palmiche recomendase a su amigo una esposa inexperta, estrecha, maleducada, fea o vete a saber q

J. Palmiche

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Julio año 1995 en Madrid, calle Mártires Concepcionistas esquina con D. Ramón de la Cruz, cafetería Bar El Chiquitín de la Esquina. Palmiche llega a desayunar como de costumbre y como de costumbre también tras una intensa noche de borrachera y amor. Pero no una noche de resaca cualquiera. Anoche tocó trio teórico porque en realidad su amada Pauli y Pepe dueño del Bar Pepe, a escasos 50 metros de lugar donde había llegado Javier a desayunar, se dedicaron a hacer los deberes mientras Javier caía rendido en el sofá por la borrachera. Las borracheras de Javier eran de las que hacen época y esto se repetía día tras día. Javier es uno de esos tipos que le da culto al amor y al vino. Tal es así que abandonó totalmente sus estudios a los 15 años como tantos otros niños bien y terminó encontrando una muchachita de La Elipa que le vino como anillo al dedo. Eran hechos el uno para el otro. Ella, Pauli, estaba bien educada en las artes amatorias que había venido practicando desde niña al lado de l