Reencuentro con Palmiche en las Bodeguitas

 Fue un día triste el reencuentro con Palmiche en la Bodeguita de Manolo en la Calle Sicilia de Puente de Vallecas-Madrid. Nos citó allí para informarnos de que su amor con Palmira había llegado a su fin. Esta no podía seguir los trámites de su pasaporte, para poder salir de Cuba, si no depositaba 30000 dólares para seguir hablando/negociando con las autoridades cubanas. Era el precio de Palmira, la de las 3 FFF, médica de profesión en Cuba. 

Palmiche le pidió el dinero a sus padres y la respuesta fue negativa, no porque no les sobrase sino por la experiencia anterior con Pauli, su esposa de La Elipa; y eso que ellos no sabían de la misa la media. 

A rey muerto rey puesto.

Este fué el final del reinado de Palmiche en la Cuba de Fidel Castro. La soltería de Palmira duró lo que duró el viaje de vuelta de Palmiche a España, cuando dio a la reina de Alamar por perdida. 

Palmira encontró el repuesto a Palmiche en un trovador griego que se ganaba la vida cantando en Toronto. El griego hizo el depósito de los 30000 dólares y se la llevó para Toronto con su cohorte (mamá, hermana e hija) sin las que Palmira era incapaz de vivir. Bueno al griego no le costó tanto porque aprovecharon para vender -permutar por dólares- el apartamento de Alamar que Palmiche se había encargado de reconstruir ventana a ventana y adecentar. En Toronto Palmira, con sus 3F´s retocadas comenzó a vivir como una reina y todos los días exponía y sigue exponiendo su "belleza" y la de su cohorte en facebook, twitter, instagram... Nadie puede imaginar los milagros que hace photoshop si no ha visto a Palmira en Alamar y ahora en las redes sociales.

Sandra amiga de Palmira: de Alamar a Euskadi y de Euskadi a Madrid.

Sandra era muy amiga de Palmira, de las que coincidía día sí y día no haciendo botella para ir desde La Habana a Alamar y desde Alamar a La Habana, porque raro era el día que conseguían transporte público. Coincidió que Palmira se empató con Palmiche y por esas mismas fechas Sandra se enamoró de Jon, un vasco de Bilbao.

De tarde en tarde Jon y Palmiche se juntaban en La Bodeguita del Medio y se tomaban unos mojitos a la vez que se contaban sus andanzas y amoríos en la Cuba del periodo especial de Fidel Castro. Jon, gordete, bastorro y vascorro como él solo, le decía a Palmiche que cómo era posible que la vida le hubiese dado una novia tan fea a él que era tan buen mozo y tan guapa al vasco gordo y bajete. Y además -la novia del vasco- como no era médica sino solo oficinista en el momento que se lo propuso se la trajo para Bilbao sin costarle ni un clavel. A las chicas y chicos que no tenían oficio ni beneficio Fidel Castro le daba todas las facilidades para salir de la Isla. Eran más productivos en el extranjero que en Cuba.

Sandra duró en Bilbao 4 días los que tardó el vasco en cansarse de ella o ella de cansarse de él, no se sabe. Lo cierto es que Jon la despachó lejos, para Madrid, le buscó trabajo en una barra americana del Barrio de la Concepción. En ese barrio en el que todas las calles son de vírgenes y era el barrio donde más barras americanas había en todo el mundo por metro cuadrado. En las barras Americanas no trabajaban precisamente las vírgenes. 

Trabajando en la barra Sandra conoció a un empresario, José Enrique, que llegó con sus vendedores a celebrar unas buenas operaciones, cosa que era costumbre sobre todo entre los vendedores de automóviles. JE se enamoró locamente de la cubana. Tanto se enamoró que al poco tiempo se divorció para solo amar a Sandra. Los vendedores que repetían casi a diario acompañando a JE le regalaron un buen consejo "llévatela para ti solo y te costará mucho más barato". JE se lo pensó y no solo se la llevó para él solo sino que se casó con ella y son felices hasta el día de la fecha -son ya muchos años- y disfrutan con sus retoños nacidos de aquel amor de barra americana.



(cont.)


continuará....





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