Ron, música, mulatas (Santiago de Cuba)
Palmiche descubre Santiago de Cuba.
Harto ya de estar harto de tanto habanero y cubanos llegados a La Habana desde toda a isla -La Habana es Cuba y el resto son pueblos solía decir Fredy- Palmiche pensó que la historia está ahí por algo y que Santiago de Cuba merecería la pena. Si tanto se habla de Santiago de Cuba, de su ron, de sus mulatas, de su son cubano y otras tantas lindezas será por algo...
Corrían los tiempos en que internet estaba comenzando a solucionar la vida a todo el mundo y Cuba no iba a ser menos que el resto del mundo.
Mientras Palmiche casaba a Mabelunga en Madrid coincidió vía internet con Sisa. Sisa era una bonita muchacha de Camagüey loca por salir de la Isla y comenzar el descubrimiento de España. Sisa a través de sus amigos en internet -proxenetas de la profesión más antigua del mundo- contactó con Palmiche y eso fue un nuevo amor de Palmiche. Este aprovechó para celebrar el encuentro en Santiago de Cuba.
Siempre le habían hablado a Palmiche de la buena música santiaguera y ahí mismo que se presentó en Santiago de Cuba con Sisa para vivir unos apasionados días de turismo, música, ron y vida matrimonial. Al menos eso parecía.
Sisa se encargó de rentar el palacete en el que estuvieron alojados en su luna de miel en Santiago de Cuba. No era una muchacha caprichosa. Era educada y sus gustos se acoplaban siempre a los de Palmiche. Lo único que hacía fuera de lo normal era pedirle el celular a Palmiche para comunicarse con sus gentes en Camagüey y contarles como lo estaba pasando. Nunca le pidió nada a Palmiche.
Solo una condición le puso que al venir a España y casarse, todas las semanas necesitaba un día libre. Un día para ella sola para su otra vida...
Santiago de Cuba con su forma pueblerina de ciudad histórica tiene un encanto que es como un imán para un madrileño del foro. Es como ir a un pueblo del sur de España perdido del mundanal ruido a cuidar de los lugareños. Por cierto en España nadie se deja cuidar y en Santiago de Cuba todo el mundo desea que le des y darte cariño. Sisa llamaba la atención en Santiago de Cuba por su blancura sin mezcla de raza y su cuerpazo. Resaltaba su bigote pueblerino sin depilar y una carita un tanto pepona. Pero todo ello aumentaba su belleza exótica a tener muy en cuenta porque enamoraba a primera vista.
Lo cierto es que Palmiche aparte de la música, el ron, el turismo y la camagüeyana no se enamoró de Santiago de Cuba. Estaba muy claro que Sisa se quería ir a España como fuera, para lo que estaba dispuesta a pagar con sus mejores encantos y con los condicionamientos y prácticas amatorias que fuesen necesarias para que Palmiche la llevase a Madrid. No fue este precisamente el mejor de los viajes de Palmiche a la Isla Grande del Caribe.
continuará...
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