Estudiar el catecismo para casarse con un mexicano
"La sorrita/zorrita del catecismo"; porque no soltaba el catecismo ni para ir a "hacer los deberes".
Ruth era una linda veinteañera habanera, discreta y con muy buenos modales, que para casarse con un mexicano que llegó a Cuba en busca de esposa, necesitaba aprender el catecismo y así poder casarse.
La familia del mexicano era muy católica y le puso como condición al chico José Francisco que su esposa había de ser cristiana y virgen para poder casarse con ella. Era un rico heredero pero la herencia sólo le llegaría si se casaba por la Iglesia.
Y aquí tenemos a la novia del mexicano José Francisco estudiando el catecismo y las sagradas escrituras para que el cura la pudiese bautizar, confirmar y casar por la santa madre iglesia.Con todos esos requisitos la familia de la novia vendría a la Isla a hacer la pedida de mano.
Ruth no era lo que se llama una jinetera convencional pero si llegaba un italiano como el amigo de Argentino Boludo y había que pasar unos días con él, pues los pasaba. Felíz el italiano, felíz ella y el mexicano esperando a que la novia aprendiese el catecismo.
Mi amigo Fredy experto en bautizar/fotografiar de un plumazo a la gente, la llamaba "La sorrita/zorrita del catecismo", porque no soltaba el catecismo ni para ir a "hacer los deberes".
Ruth tenía tres caras muy acusadas; una: era hija de la revolución y ferviente admiradora de la misma, de cara a la Cuba del castrismo en la que necesitaba hacer todos los trámites y papeleos para el casamiento. La segunda cara era la de buscarse la vida de forma discreta con los extranjeros que le llegaban recomendados y con buenas referencias, para lo que se valía de su trabajo de contadora en una empresa estatal que comerciaba con muchos países. La última cara era la de virgen, camino del altar con el mexicano José Francisco. Nunca me atreví a preguntar a Ruth cómo iba a convencer al novio de su virginidad.
Conocí a Ruth tomando un refreco en los bungalós del Comodoro con el catecismo en una mano y la otra mano dando cariño a su amigo italiano.
En el trabajo no tenía problemas porque los cubanos y cubanas que se dedican a esta doble vida siempre tienen las espaldas bien cubiertas aparte de que sus ganancias saben repartirlas bien entre quienes les cubren las espaldas.
Pasado mucho tiempo desde que yo la conocí le pregunte un día a Fredy por ella y me comentó que se había casado en el mexicano.
Y Ruth se aprendió el catecismo y se marchó para México, se casó y poco a poco se fue llevando a toda la familia para allá.
continuará...
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