¡Oye negro!

Esta expresión me llamó poderosamente la atención en Cuba. Así llama la atención para cualquier cosa un negro a otro negro o un blanco a un negro y nadie se ofende por temas referentes al color de la piel.
Un día mi amigo Orozal, un atlético negro de casi dos metros de negro, simpático y buena persona, me dijo: oye blanquito gallego a mí no me llames negro. Yo nunca le había llamado negro solo cuando no me acordaba de su nombre -extraño para mi- me quedaba pensando y decía oiga, este... y él me decía aquí en Cuba se dice "oye negro",  menos a mí que no soy negro, yo soy más que negro, soy betún negro brillante.
El buen Orazal, Lázaro en cristiano, era el jefe de cocina en El Salado, enseguida se hacía amigo de todo el mundo por aquel carácter tan amable, bondadoso y dicharachero que tenía. El rápidamente se convirtió en el mejor amigo de Palmiche.

Cuando Palmiche llegaba por la mañana a desayunar, Orazal ya le había visto a través de las grandes vidrieras del restaurante llegando por la vereda de las palmeras con sus dos muchachas -muchacha y mamá- y ya le tenía el café calentito y el cenicero a mi amigo y los sandwiches cubanos a sus novias.
También se hizo gran amigo de Argentino Boludo que al poco tiempo del viaje a Cuba con sus amigos tuvo que volver a la Isla grande del Caribe con su esposa española, para demostrarle que a Cuba había ido en viaje de negocios con sus amigos. Y es por esto que Argentino Boludo esta vez se vino a El Salado y no al Comodoro donde fácilmente le podían reconocer ya que no pasaba fácilmente desapercibido.
ilustración: negro betún (*)

Un día Orazal entre joda y joda, como siempre, me espetó una afirmación para que no olvidase nunca: "óyeme esto blanquito gallego, oye lo que te dice este negro betún brillante". 
Me convirtió en todo oídos por el tono solemne que le estaba dando a su prédica: "óyeme bien mi hermano, mi sosio".
Ya me tenía casi nervioso de tanto misterio: "tú no te fíes nunca de un negro, nunca, el negro siempre te la va a dar, de entrada o de salida, pero te la va a dar". Le dije, habla serio Orazal. Jamás te he hablado más serio gallego. Te lo dice "un negro betún". Yo me quede pensando y no hice más comentarios.
Él que es negro, me dice esto de su raza... y pensé que era una de sus muchas coñas. Y así quedó la historia hasta que un día salió el tema y se lo comenté a mi amigo Fredy -blanquito- y este sin darle más importancia me dijo sí, es así y lo tenemos asumido. Lo que no quiere decir que no haya negros maravillosos y amigos de sus amigos blanquitos, negros, chinos o nipomulatos(**).
Pero un día me acordé de Orozal y su verdad suprema: los peligros de tener tu propio negro. También me acordé de aquellas despedidas suyas que yo no sabía que diablos significaban "aché pa ti".






(*) ilustración procedente de https://medium.com/la-tiza/de-negros-de-cuba-a-cubanos-negros-e68386d6a9a
(**) hubo un época en Cuba en la que llegaron muchos japoneses y se quedaron y  de esa mezcla de razas salieron los nipomulatos y nipomulatas


continuará...



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