La seguridad de Fidel Castro

 La seguridad de Fidel Castro. 

Pedro y varios amigos más acudimos al Palacio de Convenciones de la Habana a "disfrutar" del orador Fidel Castro, el comandante, en riguroso directo durante varias horas para la tv cubana.

La razón por la que asistimos al evento era porque Fidel Castro clausuraba oficialmente la Feria Internacional de la Habana y nuestro valedor en la Isla era muy amigo de Fidel por los vínculos comerciales que los unían. No podíamos defraudar a nuestro valedor ya que él personalmente nos había puesto en contacto con una serie de clientes, de una u otra forma relacionados con el PCC. Y el PCC era Fidel y sus circunstancias. 

Deliberadamente llegamos tarde al evento porque sabíamos cómo se las gastaba el pincho mayor de la Isla. Alegamos a los custodios y personal de seguridad de Pabexpo que llegábamos directamente de la Feria, que trabajábamos en una firma directamente relacionada con Fidel y motivos laborales nos habían comido el tiempo. Mentira, habíamos estado tomando unos tragos para hacer más llevadero el tostón del máximo mandatario de todos los cubanos.

Lo curioso del caso es que por una de las puertas laterales accedimos al Palacio de Convenciones y pasamos el control de seguridad mostrando el recordatorio de la comunión de una sobrina de mi amigo Pedro y unos "fulas" que les regaló nuestro amigo a los custodios para que lo celebrasen. No sé si es que los de la seguridad estaban más borrachos que nosotros o es que deseaban quitarnos de encima para seguir en su jodedera, como suele decir los cubanos. Lo cierto es que con esas credenciales tan particulares accedimos a Pabexpo por un lateral del escenario a escasos 20 metros de donde ya estaba Fidel soltando su perorata de turno. Se acercó un custodio y nos acompañó muy amablemente hasta un lugar donde había sitio en el primer anfiteatro. El cachondeo que llevábamos de camino a nuestro sitio era de los que no pasaba desapercibido. Tal es así que al día siguiente me comentaba un militar de alto rango del PCC -director de una importante empresa estatal- que deberíamos de ser muy amigos del Comandante ya que durante varios minutos le robamos protagonismo al pincho mayor de Cuba en la televisión en directo.  A este mismo militar en mi visita comercial y aprovechando la cordialidad de pregunté indirectamente -pero él captó la onda- ¿es esta la seguridad de el "Comandante"? El me respondió con una evasiva. 

De una u otra forma nos reprochó el Comandante cuando vino a celebrar con nosotros el gran éxito de la feria el hecho de que nos perdimos gran parte de su discurso de clausura.

Fidel estaba comenzando su discurso -cuando entramos a Pabexpo- prometiendo que su afonía le iba a obligar a ser breve. Su afonía se curó y nos tuvo una hora y pico escuchando su perorata. La pandilla que entramos al recinto teníamos a Fidel Castro a tiro de piedra cuando entramos a Pabexpo. Más tarde en la recepción privada con vino español personalmente nos "reprochó" el dictador tras un abrazo personal a cada uno que éramos unos pícaros que intentamos perdernos la mitad de su discurso... Tenía sentido el humor. 

Nuestro valedor era íntimo del dictador todo hay que decirlo. Razones de peso había: nuestro valedor llevaba a las arcas de Fidel más del 90% del turismo que la isla recibía de Europa. Sin hablar de otros negocios. No me extrañan los abrazos de Fidel al grupito y a nuestro valedor.

Solo me quedé con una reflexión que hizo Fidel y a la que los cubanos no le dieron importancia. "El año pasado asistimos en Bogotá a la clausura de la feria Internacional de Colombia en la que estuvimos representados por un grandísimo pabellón. Me llamó poderosamente la atención una circunstancia: nuestra misión comercial -más de medio centenar de persona éramos- ocupábamos cuatro plantas del mejor hotel de la capital de Colombia. Bajábamos a almorzar y media docena de camareros nos atendían maravillosamente. Aquí en Cuba a una reunión similar de media docena de comensales nos atienden dos docenas de camareros y estamos mal atendidos, ¿qué falla en el sistema?". Yo no daba crédito a lo que estaba escuchando... Pero Fidel de tonto no tenía un pelo -solamente no se daba cuenta de que ya estaba siendo manejado como un títere por el PCC- y observaba y lo contaba en público sin ruborizarse, como tirando chinitas a sus compatriotas para ver si despertaban. Pero maldito caso que le hacían los súbditos del PCC. Porque no añadió lo más importante que era lo que ganaban los profesionales de la hostelería en Colombia y lo que ganaban en Cuba.

Resumiendo el tema de la seguridad de Fidel, este caso  es como una excepción que confirma la regla. ¿Exceso de confianza? ¿Ordenes?. Porque lo cierto es que cada vez que Fidel salía de un lado al otro por La Habana, horas antes ya tenían aportados cientos de soldados vigilando el camino que iba a recorrer la comitiva de "El Barbas", que así le llamaban "cariñosa-despectivamente" gran parte de sus conciudadanos.

No deja de ser más cierto que no hace falta ser muy observador para darse cuenta que en el siglo XX los sistemas de seguridad de Cuba y de Fidel eran muy rudimentarios para los tiempos que corrían. Si los "enemigos del norte" se lo hubieran querido quitar del medio lo habrían hecho de miles de formas. Los intentos de magnicidio de los que hablaban los cubanos eran más bien fruto de su imaginación y de encumbrar más a su líder. Pero Cuba era "un pequeño grano en el culo para los yanquis" que muy de tarde en tarde se lo rascaba si había que hablar de otra cosa para ocultar temas mucho más importantes en el contexto mundial. Bien es cierto que a Cuba le venía muy bien que de tarde en tarde se acordasen de que seguían existiendo.

 


escribiendo...




continuará...





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