"Mohón" -mojón en castellano-, come pinga...
Es curioso ver cómo cambia nuestro rico idioma castellano de un país hispanoparlante a otro le comentaba Palmiche a su novia de turno. Era lo que Palmiche le decía a su novia Palmichova tomando una hatuey en una terraza de la plaza de la catedral de La Habana.
Yo me di cuenta de que lo que me estaba gritando aquel cubano era algún insulto malo. Pero ni por lo más remoto sabía qué significaba la expresión. Lo primero que pensé viendo aquella bocaza insultadora que veía por el retrovisor es que me quería matar, o dejarme medio muerto de una paliza. No me paré a preguntarle por si mis sospechas se acercaban a la realidad. Cualquiera se atrevía a parar a preguntarle a aquella enorme boca de negro asustado que parecía que insultaba como muy enojado. Yo solo veía una cabezota enorme con una boca agresiva, escupiendo rayos y centellas a través del parabrisas y de la ventanilla del conductor de aquel viejo camión, algo así como la imagen que ilustra este escrito. Era como si hubieran pegado dos enormes posters amenazantes que gritaban desde el parabrisas y desde la ventanilla de aquel viejo trasto. Y no paraba de mascullar "mohón, comepinga”, y otros alaridos" que no llegué a traducir al cristiano. ¿Qué le pasaría al chofer del camión que acababa de adelantar camino de la Feria Internacional de La Habana?
La nueva
novia de Palmiche le tradujo la expresión y en aquel momento él se puso a
rebobinar para ver porqué el "sosio" -conductor del camión- se había
molestado tanto.
"Ya tu
sabes" le decía Palmiche a la novia que yo soy un tipo abierto a conversar
las cosas, a dialogar y no pelear por nada pero es que el tipo del camión tenía
maneras de querer matarme...
Cuéntame las
circunstancias de la escena y trato de entender lo que pudo pasar para que el
hombre enfureciese de tal manera le decía la novia de turno a
"Javiel" - para ella era "Javiel"-.
Y sabes
cariño -"mi amol" en cubano- como están las carreteras en la Isla, tu
querido país, le respondía Palmiche. Parecen recién bombardeadas, y en algunos
tramos han caído obuses de gran calibre. ¿Recuerdas el día que nos trajo
nuestro amigo Fredy desde la feria hasta al Comodoro en su moto con sidecar y
que tú y yo íbamos alojados en el sidecar y su novia iba a la espalda de Fredy?.
Tú ibas sentada encima de mí y no lo
sufriste ni lo disfrutaste pero me hiciste olvidar durante muchos días de que
yo tenía el carnet de ser padre bajo tu hermoso trasero. Los socavones que se
comía Fredy me los pasabas tú a mí en forma de martillazos en mis partes más
sensibles. O sea que no me rompiste las bolas de puro milagro como diría
nuestro amigo Argentino Boludo. Todo porque Fredy estaba
acostumbrado a comerse la mitad o más de los baches procedentes de los últimos
bombardeos, o del bombardeo de ayer quien sabe. Yo creo que todos los baches
son ya mayores de edad en las carreteras de la isla.
¿Recuerdas
el día que fuimos a Matanzas y el chofer tuvo que cambiar 5 o 6
veces las ruedas pinchadas hasta que se dio por vencido y llegamos al museo
farmacéutico con el auto en llanta viva, porque ya había agotado las
existencias de ruedas de repuesto?
Todas estas
anécdotas de hace cuatro días te las recuerdo para ponerte en antecedentes y
entiendas lo que me pasó con el camionero.
Te rebobino
la escena, mi amor, para que tú misma trates de entender al energúmeno que me
llamaba "mohón comepinga": Yo iba en mi tur, un último modelo de
Hyundai de alquiler, a visitar la Feria Internacional de la Habana. Justo
cuando iba adelantando al camión de la imagen y a pocos metros delante de mí,
vi un tremendo socavón del que yo no saldría vivo del tur si no lo resolvía a
tiempo y el tur caía a aquel enorme agujero. Mi reacción inmediata, de
conductor avezado, fue dar un gran acelerón a mi coche/carrito, metiendo una
marcha menor y adelantar a viejo camión pasándole muy cerquita asío evitaría
caer al abismo de aquel socavón. Yo conocía la potencia de la herramienta que
conducía. Vamos que hice un fernando-alonso -campeón español de F1- en la
autovía que lleva a la Feria de la Habana y esta maniobra molestó al chofer del
viejo camión, parece ser.
Pues está
muy claro el motivo de los insultos del chofer del camión le dijo Palmichova
-nombre cariñoso con el que bautizaron los amigos cubanos a la novia de
Palmiche-. Tú le diste "tremendo susto" al chofer del viejo camión
que tuvo que frenar violentamente y los frenazos violentos de aquel viejo
camión nunca se sabe en qué podrían a terminar. Puede frenar poco y mal, puede
ir sin frenos, puede llevar la caja llena de pasajeros, puede llevar carga mal
colocada, puede llevar gomas muy gastadas... tantas circunstancias...
La
explicación, a bote pronto, dejó tranquilo a Palmiche que no dejó de maquinar
hasta que se enteró de cuál era el significado de "mohón" en cubano.
Pues es el término despectivo para llamar a los varones homosexuales aquí en la
Isla. Le tradujo la novia a Palmiche, a lo que este le apostilló, o sea que me estaba
llamando maricón a voz en grito.
Ahí fue
cuando Palmiche se acordó de la coincidencia en un Vuelo Madrid-La Habana con
uno de los protagonistas -tremendo "mohón", le había calificado
un amigo- de la película Fresas y Chocolate. Y casi no lo recordaba por la
tremenda borrachera que pilló en el avión con el co-protagonista de la película
-tal vez la altura o el exceso de tragos o ambas cosas a la vez- porque el
hecho de que sea "mohón" no quita para que le guste chuparle el rabo
a la jutía. Y bien que se lo chuparon, hasta que el cuerpo dijo basta.
continuará....
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