Ruedas de bicicletas, cacerolas y sartenes convertidas en antenas parabólicas

De todos es bien sabido que la tv de Cuba era un solo canal. En vida de Fidel era la tv de Fidel salvo a la hora de las novelas de la tarde. A estas horas era cuando la mayor parte de cubanos y sobre todo cubanas lo dejaban todo y se ponían frente al televisor a ver las novelas más que nada para tener algo de qué hablar con vecinos y amistades. 
Un amigo que trabajaba en la compañía telefónica me comentaba que a esa hora el consumo telefónico en la isla se disparaba. Gente que no tenía televisor y no podía acudir a casa de la vecina escuchaban la novela por teléfono, pero no se la perdían por nada del mundo.
Pero en esta época -últimos años del siglo pasado- también sucedió algo de lo que ya nadie habla porque la tecnología ha cambiado y también porque el gobierno de la isla actuó: las ruedas de  bicicletas y las bandejas de la comida y viejas cacerolas metálicas o de aluminio se convertían gracias a la tecnología cubana en antenas parabólicas. No había una sola casa en La Habana que no tuviese su tejado lleno de parabólicas-ruedas de bicicleta/cacerolas apuntando hacia Miami. Era la forma de estar conectados con el mundo. Esta noticia también avala mi teoría https://cuba-periodo-especial.blogspot.com/2020/06/cuba-una-isla-fantasma-en-el-caribe.html
Yo me enteré de casualidad un día que miré por la ventana de la habitación del hotel. Todos los tejados -cientos de miles- de las casas de La Habana parecían almacenes de ruedas de bicicletas y cacerolas o similares.

Se lo comenté a la azafata que teníamos en el stand de la Feria Internacional de La Habana: ¿es que todos los tejados de las casas de La Habana son trasteros llenos de cosas viejas y sobre todo de ruedas de bicicletas y cacerolas viejas?. La chiquita, bueno señora que ya tenía sus treinta y pico, extremadamente discreta y educada -tanto que casi parecía cursi- me llevó hacia una esquina para que nadie la oyese y me confesó que todo aquello eran antenas parabólicas artesanas para poder estar al corriente de lo que pasaba en el mundo a través de sus televisores.
El gobierno tardó dos o tres años en reaccionar y limpiar los tejados y hacer las consiguientes purgas. Imagino que el gobierno lo supo antes pero que por motivos de fuerza mayor -el periodo especial estaba castigando duramente a la población- consintió que los cubanos siguieran disfrutando de su descubrimiento.




continuará...


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