Tertulias y macro concierto en la piscina de mar del hotel Comodoro con "el pincho" en acción

Detalle de un atardecer  visto desde la piscina natural de mar del hotel Comodoro.
Sentados varios amigos en una terracita frente a aquellos atardeceres junto a la piscina natural del Hotel Comodoro el ambiente después de unos tragos nos soltaba la lengua a todos. Y aunque mi amiga Odalis era una privilegiada (*) del régimen -su marido era piloto de Cubana y ella una profesional muy reconocida en la abogacía- y no debía de arriesgar en sus comentarios, lo cierto es que se le escapaban: Los misterios sobre la muerte de Camilo, el suicidio del "Che Guevara" y cómo los Castro lo abandonaron, el asesinato/fusilamiento de Ochoa...
No disparen, valgo más vivo que muerto...
En estas andábamos cuando el camarero nos informó de que en unos días se iba a celebrar un macro concierto en aquel lugar; Justo allí donde estábamos empezaba el reservado. Y decidimos que ya que era nuestro sitio de todos los días también el día del concierto estaríamos allí. Deberíamos de pagar las entradas pero estaríamos en nuestro sitio de privilegio, reservado ya.
Ya de retirada mi amiga Odalis me hizo un aparte para pedirme un favorcito: "ya tu sabes como es esto: me gustaría que pudiésemos invitar a un amigo mio y de mi esposo -mentira era su amante- que es un alto cargo del Partido Comunista de La Habana. El es como mi custodio cuando mi esposo vuela". Tu tienes que pagar las entradas cuando él esté delante para que vea que yo no manejo dinero, yo luego te lo reintegro ¿ok?. Y por favor cuando venga  mi amigo al concierto no le cuentes lo que yo pienso de la muerte de Camilo, ni del suicidio del "Ché" ni del fusilamiento de Ochoa...

El concierto y el "pincho" en acción.
Llegó el día del super concierto y allí estabamos, al ladito de la piscina más cercana al hotel. Justo detrás de nuestra mesa había una protección para que no nos cayésemos a la piscina. Era una soga marinera que iba de un postecito a otro bordeando la zona de peligro.
Mi amiga Odalis con su acompañante asentía a todo lo que este le comentaba como por ejemplo "¿de dónde sacan estas miles de jineteras y jineteros los dólares para pagar una entrada tan cara, y los tragos y esos modelitos?". Pues menos mal que no conoce a mi amiga Nulbis la de los 13 novios y su nivel de vida, pensaba yo pero no lo decía, ya me había prevenido Odalis.
En esta y el otras boberías andábamos cuando yo para no aburrirme, vi a un jinetero que me estaba mirando -envidiando aquella mesa de privilegio que disfrutábamos, apoyado en la soga marinera de protección y en un momento en que me dejó de mirar le di un tirón a la cuerda y el jinetero perdió el equilibrio. Yo me hice el despistado y miré para otro lado.
Pero el jinetero, ya un poco pasado de tragos, estaba esperando a que le mirase para amenazarme como queriendo decirme que me había visto y me iba a dar lo mio. Esta escena la repetí varias veces como un juego de niño malo -era vomitivo soportar los comentarios del amigo de Odalis-  y varias veces y se repetía la respuesta. Pero mira tu por donde que en una de estas Odalis vió que me amenazaba el muchacho y se lo comentó a su amigo y este sin mediar palabra llamó a uno de sus escoltas - yo ni sabía que llevaba escoltas- ejerció de "pincho" y no tardaron ni en minuto en llevarse en volandas al pobre muchacho al que yo estaba vacilando. Quise contarle la verdad al "pincho" pero fue todo en vano...
Menos mal que lo le conté lo que me pasó un poco más tarde cuando una morenota se cruzó en mi camino -iba yo cruzando la marabunta camino del escenario- pidiendo guerra. Como no le dí bola me agarró de los huevos y no me soltaba ni de coña, y con aquel ruido infernal que metían los músicos allí no se podía recurrir a nadie, apretujados que estábamos como sardinas en lata. Mi pareja iba delante de mí y tampoco se percató de nada. Solución al conflicto: agarré a la morena por aquel paquetón que marcaba su chumino y le pegué tal tirón desesperado que la tía dijo "tiempo" y se acabó la historia.

 Lugar de el escenario del concierto a la orilla del mar junto a las piscinas naturales.








(*) Brillante en su profesión al igual que su marido, varios pisos alquilados a turistas conocidos, carrito con chofer... y amante "pincho" para que no le faltase de nada en las largas ausencias de su marido.



continuará...




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