bautizo de palmiche
Las andanzas de Palmiche en la Cuba del "periodo especial"...
El bautizo de Palmiche
Mi paisano Javier viajaba por primera vez a la isla grande del Caribe. Me acompañaba en mi habitual viaje de trabajo a la isla. Él, Javier, en principio iba con la sana intención de deshacerse de un problema de cuernos en su casa. Esta enfermedad-problema lo venía padeciendo desde hacía ya unos meses y era irreversible. Su mujer, de la que seguía enamorado, le dejaba que se emborrachase o le ayudaba a emborracharse en el bar del corneador y así el “ménage à trois” se convertía en un “ménage à 2” dada la borrachera diaria de mi paisano De esta forma el vicio de la esposa se saciaba a diario y luego lo hacían público, para mayor escarnio del corneado, que no se enteraba de nada. Menos mal que aún no existían las redes sociales.
Un buen día mi paisano y vecino de trabajo me contó la historia de sus cuernos y me pareció tan increíble y lamentable que no podía dar crédito a lo que me estaba contando. Resumiendo, el era un enfermo de sexo y por eso se había casado con aquella mujer que ahora le corneaba. Y no se me ocurrió otra cosa que decirle que los problemas de sexo se le curaban "sobre la marcha" en un viaje a Cuba. Y a la Isla grande del Caribe que me acompañó en uno de mis continuos viajes a la isla por motivos de trabajo.
Nos fue a recoger a Varadero mi amigo Fredy desde La Habana, con el que me unía una buena relación de amistad aparte de otros vínculos relacionados con el mundo de los negocios.
A mi amigo le había puesto en antecedentes del amigo-personaje que me acompañaba y de todas sus circunstancias. Fredy desde el asiento del conductor, camino hacia La Habana no dejaba de mirar por el espejo retrovisor a mi vecino de trabajo Javier que viajaba en el asiento de atrás del viejo Moscovich. Sus miradas eran escudriñantes y esto sin dejar de prestar atención a los comentarios que Javier iba haciendo. Y de repente mi amigo Fredy me dice: ¡que coño Haviel! -pronunciación de Javier en cubano- desde hoy en Cuba nuestro amigo Haviel se va a llamar Palmiche. Yo pensé que esto era una palma pequeña o algo similar y Javier también pensaba lo mismo. Pues no; era un caballo de los dibujos animados que aparecía a diario en la tv cubana.
Fredy le preguntó a Javier qué le parecía el nuevo nombre y después de contarle con pelos y señales quien era Palmiche el de los dibujos y sus hazañas, Javier dijo me doy por bautizado: Palmiche. Y desde aquel momento Palmiche para acá, Palmiche para allá. A puntito estuvo Fredy de registrarle en los bungalós de El Salado con el nombre de Palmiche. Lo que más le gustó a Javier del famoso caballo Palmiche es que era tremendamente amoroso y se conquistaba a todas las yeguas de los soldados españoles. Esta circunstancia le daba ventaja en las batallas y peleítas que a diario libraban los bandos contendientes.
De Varadero a La Habana da para hablar largo y tendido. Sobre todo cuando viajas a lomos de un viejo Moscovich maltratado por el paso de los años y por la crisis del periodo especial en la Cuba de Fidel. Por una autopista en la que algunos tramos parecían recién bombardeados. Todo esto -para más inri- de noche y bajo una lluvia incesante que te recluía más en el interior del coche -carrito así lo llaman los cubanos- y que nos hizo compañía todo el camino.
Y llegamos a "El Salado"
Cruzamos La Habana no sin antes cenar -claro está comida criolla- y tomar unos mojitos en la Bodeguita del Medio y por fin llegamos a El Salado.
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vista parcial del complejo El Salado |
De hecho había dos El Salado uno era de uso para los cubanos y otro de uso exclusivo para el turismo. Estaban separados por un rio pequeño y por los guardias de la revolución por un lado y los custodios de los bungalós por otro y claro está no tenían nada que ver un lado con el otro.
El lado de los turistas tenía sus cabañas de madera -dícese que de la época en que los rusos abundaban en Cuba- alejadas unas de otras te permitían descansar y disfrutar de la naturaleza sin el agobio de la gran ciudad llena de todo tipo de personajes de lo más variopintos pero que te llegan a estresar.

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bunker de la época de la guerra fría |
Seguimos la veredita hasta la cabaña de Palmiche, por cierto rodeada de palmiches y al ladito de un refugio militar de le época de la guerra fría(1). Soltamos el equipaje de mi amigo y le dimos un vistazo a la cabaña. Salimos a respirar el mar y yo me dirigí hacia mi cabaña que estaba a la otra esquina del recinto.
Quedamos para desayunar al día siguiente y chao, bye, adios, descansa!.
Y en ese momento la pregunta de las damas que ya habían estado haciendo su reparto de clientes. ¿Mi amol, quien se queda con Haviel y quien se va con el señol? A lo que les contesté no, no vds dos se quedan con Palmiche. Y les añadí una razón de peso para convencerlas de inmediato: yo tengo mi esposa y ella está a punto de llegar. Y allí se quedaron las dos -madre e hija- con Palmiche mientras este me rebuznaba ya como gran Palmiche: "cabroooooón"...
El prólogo a esto relato podría ser: https://cubayrevoluciones.blogspot.com/2016/08/amor-especial-en-la-cuba-de-fidel.html
Mañana más... (escrito a ratos recordando vivencias reales...)
Calendarios muy diferentes |
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